Los cristales y las piedras se han utilizado durante milenios y en muchas culturas antiguas, pues, en todas ellas, se creía en el poder curativo de la naturaleza a través de la vibración de la energía:

  1. los romanos usaban los talismanes y amuletos de cristal para mejorar la salud y la protección en la batalla.
  2. los egipcios, el lapislázuli para reemplazar el corazón de la momia y fomentar la regeneración en el mundo, el cuarzo para equilibrar la energía del cuerpo a través de la iluminación y la conciencia, y las piedras preciosas en el ombligo para promover la energía sexual, atraer el amor y estimular la iluminación y despertar el tercer ojo; los chinos, la aguja de cristal para la acupuntura, la amatista para el cambio de un estado normal de consciencia meditativa
  3. los griegos, la piedra hematita para volver invencibles a los guerreros a través de piedras que eran consideradas hielo eterno enviado del cielo
  4. los japoneses, el cuarzo japonés para equilibrar el corazón de un dragón y expresar su poder y sabiduría.

Y así podríamos seguir enumerando a todas las culturas y todas tendrían, una o más piedras que utilizaban con fines concretos.

Con el paso del tiempo, el mundo científico ha ido desacreditando poco a poco las creencias, hasta que la mayoría de las personas creen que es pura superstición.

Sin embargo, uno de los científicos más interesantes, visionarios e importantes de los tiempos consideró que la vibración de energía de todas las cosas, incluyendo las piedras, cristales y minerales: Nikola Tesla.

Él explicó que la vibración de la energía es fundamental para el entendimiento del universo, demostrando que ciertas formas de energía pueden cambiar la resonancia vibratoria de otras.

Este es el concepto fundamental de los cristales y piedras que cambian la vibración de las células del cuerpo, los chakras y cuerpos de manera sutil a través de terapias alternativas.

También, un eminente físico, James Clerk Maxwell, usa los conceptos del electromagnetismo y de la teoría cuántica para explicar cómo todo vibra a una frecuencia determinada, lo que permite que los cristales posean una capacidad de cambiar las frecuencias de otros objetos y cuerpos cuando ocupan el mismo espacio.

Un cristal, con sus propias oscilaciones de frecuencia, vibra dentro de un campo de energía a través de la ley física de la resonancia, la creación de un campo vibratorio superior y el impacto en el sistema nervioso y la transmisión de información del cerebro.

Todo es cíclico y, si la ciencia, hace unos años acabó desprestigiando las creencias de los sabios antiguos, ahora, no hace sino redescubrir, como si de cosa de la misma se tratara, que, los antiguos llevaban razón, solo que lo describían a su manera. Pero el principio, era el mismo: la observación de las consecuencias.

Nada ha cambiado. Solo que ahora tienen formas de medir rápidamente, lo que antes tardaban cientos de años en estudiar y comprobar.

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